En el acto participó, también, el doctor Ángel Ferrández Longás, de la Fundación Andrea Prader. Durante la presentación se puso de relieve cómo “tanto el crecimiento como la maduración ósea son fenómenos biológicos, a través de los cuales los seres vivos incrementan su masa adquiriendo progresivamente una maduración morfológica y funcional”.
Así, en la introducción del libro sobre maduración ósea se señala que “la evaluación del crecimiento de un individuo y la determinación de los periodos de intenso crecimiento que ocurren durante la maduración, proveen información clínica diagnóstica interdisciplinar muy importante, especialmente para el endocrinólogo y pediatra en general, para control del crecimiento del niño”.
Maduración ósea
Dicha información es igualmente importante “para el internista, en general, que valora el estado endocrinológico de sus pacientes. Igualmente tiene interés en Medicina del Deporte, a fin de evitar influencias negativas del entrenamiento intensivo y de los requerimientos de los deportes de alta perfomance sobre el crecimiento y la madurez de los jóvenes deportistas, así como sobre su maduración ósea”.
Al decir de los autores, “la edad cronológica que rutinariamente se ha utilizado para evaluar el nivel de desarrollo y maduración del paciente, no siempre es un indicador confiable, y es por lo que, en casos de dudas, se indica la radiografía de la mano y muñeca izquierdas para obtener la edad ósea, que es el mejor parámetro de desarrollo global del crecimiento”.
“La maduración ósea”, prosiguen, “sigue siendo hoy día, el único indicador global de desarrollo biológico con que contamos en la especie humana. La edad ósea expresa el proceso madurativo del ser humano, y este proceso queda especialmente reflejado en la dinámica evolutiva de los huesecillos de la mano”.
Metódica de valoración ósea
Añaden los autores del estudio que en éste aplicaron la propia metódica de valoración ósea, alternativa a la de Greulich y Pyle y TW2, así como una metódica propia para predicción de talla adulta, en la casuística longitudinal de niño aragonés donde se valoraron datos antropométricos, radiológicos, puberales e intelectuales de estos niños.
“Nuestros métodos de cálculo de la edad ósea tratan de optimizar los ya existentes, y evitar sus limitaciones: valoración subjetiva y discordancias, sobre todo al ser aplicados a poblaciones extranjeras, como es el caso de Tanner, método extraído de población inglesa, y Grulich y Pyle americana, al ser aplicados a población española”, apuntan.
Concluyen estos profesionales señalando que sus métodos pueden ser desarrollados en cualquier población infantil, a fin de crear estándares propios de cada población estudiada. A través de mediciones sobre radiografías de mano en proyección dorsopalmar, con un calímetro óptico, hemos desarrollado los índices que presentamos: Indice carpiano (IC), índice metacarpofalángico (IMF) y el ICMF.
Entre los objetivos y “para una mejor aplicación estadística a efectos de valoración de la edad ósea, hemos creado a partir de ellos sus respectivos índices de valoración osificativos (IVO) que pueden ser aplicados a un sencillo programa estadístico para PC así como también, a partir de estas edades óseas, obtener la predicción de talla adulta”, finalmente señalan los doctores Ebri.