jueves, 23 de marzo de 2023

¿Qué papel desempeña la genética en el estado físico?

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¿Hasta qué punto influye realmente la genética en el aumento de la masa muscular y en la reducción de la grasa? ¿Las personas que no tienen una “buena genética” deben dejar de hacer gimnasia?
Noam Manor/Beatriz Oberlander|, 04.09.2019
Todos tenemos un amigo que come todo lo que quiere, hace gimnasia 1 vez y media a la semana, bebe y fuma, y pese a todo posee una excelente masa muscular, en comparación con una persona que se ejercita 5 veces a la semana y come según lo que dictan los libros especializados. 
Uds. se preguntarán cómo es posible. La respuesta es sencilla: tiene una buena genética. 

Entonces ¿hasta qué punto la genética realmente influye en el aumento de la masa muscular y en la reducción de la grasa?
‘Genética’ es un concepto que describe el estudio de los genes y su papel en la herencia: de qué manera determinadas características pasan de una generación a otra. La genética desempeña un papel muy significativo en todo lo que se refiere al aumento de la masa muscular y a la reducción de la grasa. De hecho, la genética desempeña un papel tan importante que en una investigación del 2007 publicada en The Journal of Applied Physiologyy (‘Revista de fisiología aplicada’, en español) se afirma que el 90% de la masa muscular con la que comenzamos, es resultado de la herencia genética. 

Y en una investigación del 2005 publicada en la revista Medicine & and Science in Sports & Exercise (‘Medicina y ciencia en el deporte y en el ejercicio’, en español) se investigó si personas diferentes reaccionan de manera diferente a la misma cantidad de ejercicio. Se le pidió a 585 personas que hicieran el mismo ejercicio para la parte anterior del brazo 2 veces a la semana durante 12 semanas. Al final de la investigación, los resultados mostraron que hubo diferencias muy grandes en el aumento de la masa muscular: hubo personas a las que les aumentó en un porcentaje pequeño, mientras que a otras les aumentó un 59% (la mayoría de las personas estaban en el medio: alrededor de un 20% de aumento).

En otras investigaciones se vio que diferentes personas tienen cantidades diferentes de fibras del tipo 1 y de fibras del tipo 2, lo que quiere decir que hay personas a las que les vendrá mejor el ejercicio aeróbico, mientras que a otras les serán más efectivos los ejercicios de fuerza, adaptados en cada caso. Además, en el contexto del reparto de las fibras, alrededor del 45% se debe a la herencia genética. 
Esto es interesante porque las fibras del tipo 2 crecen alrededor de un 50% más que las fibras de tipo 1. Es decir, que son más sensibles a los cambios biológicos (aumento de la masa muscular). De modo que -según la lógica- si tuviera un mayor número de fibras de tipo 2, que actúan considerablemente más durante los ejercicios de fuerza, también reaccionaré mejor a éstos e incluso podría ser más fuerte en comparación con la población general. Por otro lado, quienes tienen más fibras de tipo 1, que funcionan sobre todo en la actividad aeróbica, reaccionarán mejor a ésta y serán mejores en comparación con la población general. En una investigación adicional se vio una correlación entre la cantidad de fibras del músculo y el tamaño de los bíceps (brazo anterior), de manera que quienes contaban con más fibras también tuvieron más masa muscular.

En cuanto a la genética y el aumento de grasa, en una investigación de 1990 relacionada con la alimentación, que publicó la revista The New England Journal of Medicine (‘La nueva revista inglesa de medicina’, en español) se pidió a parejas de gemelos que comieran 1.000 calorías más de las que necesitaba su organismo (un balance positivo de calorías) durante 100 días. En la investigación se vio que hubo parejas que aumentaron solamente 4,300 kg y otras que subieron 13,300 kg. 
O sea, que hubo una diferencia de 1 a 3. 
Además, se vio que quienes habían sido “bendecidos” desde el punto de vista genético subieron poco de peso y no les aumentó la grasa del vientre, frente a quienes subieron mucho de peso y les aumentó en un 200% la grasa del vientre.

Pero de acuerdo con la información, cabe cuestionarse: ¿Quienes no tienen “una buena genética”, deberían dejar de ejercitarse? En absoluto, la genética desempeña un papel muy significativo, pero es sólo la mitad de la cuestión. Una persona con “una buena genética” pero que nunca ha hecho ejercicios, no aprovecha su potencial. Por otro lado, una persona que nació con una genética normal pero se cuidó con la alimentación e hizo gimnasia progresará mucho y tendrá un buen aumento de la masa muscular. 
La mayor parte de la población se encuentra en algún lugar del medio, por lo que alimentarse bien e ingerir muchas proteínas, en combinación con un buen programa de ejercicios -ciencia y lógica-, además de hacer gimnasia de manera sistemática, sin duda tendrán buenos resultados, por lo que no hay que culpar a la genética. 

Asimismo, diferentes personas no reaccionarán igual a un programa distinto de ejercicios, por lo que, lo que le funciona bien a su amigo, no necesariamente tendrá los mismos efectos en uds. Por ello hay que prestar atención y ver qué es lo que funciona mejor para cada uno.
Nota: Influencia y papel del Gen ACTN3 y la Proteína Actinina-3 para el desarrollo muscular.

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