... y del envejecimiento.
Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA; Carlos López Otín, y Juan Luis Ramos Martín, vocal de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM)
Carlos López-Otín, catedrático de Biología Molecular de la Universidad de Oviedo y uno de los líderes en la secuenciación del genoma de los cánceres, asegura que investigar en los genomas completos del cáncer es abrir la puerta a una "nueva era" en que los test genéticos a cada paciente permitirán "un diagnóstico más personalizado y un tratamiento más eficaz".
Acta Sanitaria/Madrid 05/09/2012. |
Las claves moleculares del envejecimiento normal es otra de las líneas de investigación del grupo, y otra de las áreas que también se están beneficiando del estudio de genomas completos.
López Otín presentará sus resultados en estas 3
áreas -el análisis de los genomas del cáncer; la búsqueda de genes de
enfermedades raras; y las causas del envejecimiento normal- en la
conferencia plenaria Alberto Sols-Fundación BBVA, que pronunciará en el
congreso de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular
(SEBBM), el 7 de septiembre.
Esta reunión congregará en Sevilla a más de
2.000 investigadores de todo el mundo, entre ellos 6 premios Nobel.
López-Otín ha adelantó este martes el contenido de su intervención en
rueda de prensa en la Fundación BBVA, en Madrid.
Los genomas completos dan otra visión del cáncer.
El trabajo de análisis del genoma de la leucemia
linfática crónica puede tener gran impacto para la salud de millones de
personas.
Los investigadores españoles han secuenciado ya el genoma de
105 personas con leucemia, y han identificado 78 genes involucrados en
la enfermedad.
Algunos de estos genes se relacionan con formas más
agresivas de leucemia, y por tanto su presencia en el tumor del paciente
da pistas sobre el pronóstico.
Esta edición del congreso de la SEBBM gira en torno
al cambio de paradigma promovido por esta nueva visión a gran escala.
Hasta hace poco se consideraba un gran avance descubrir que tal o cual
mutación intervenía en un determinado cáncer.
Hoy, los estudios de
genoma completo del cáncer revelan que en la mayoría de los tumores hay
miles de mutaciones. "En la leucemia linfática crónica encontramos una
diversidad enorme entre los genomas tumorales de distintos pacientes",
dice López-Otín.
Por eso el reto ahora es:
1.- identificar las mutaciones
importantes;
2.- clasificar los cánceres en función de ellas, y no sólo de
su morfología -tumores que parecen los mismos con técnicas diagnósticas
convencionales pueden ser muy distintos genéticamente-;
3.- y desarrollar
fármacos específicos que contrarresten el efecto de estas mutaciones.
Nuevas vías para tratar la leucemia.
En el caso de la leucemia linfática crónica la diversidad es tan alta que las recurrencias más frecuentes se dan en sólo el 15% de los pacientes.
López-Otín destaca las detectadas en los genes SF3B1 y NOTCH1, y que se relacionan con una progresión rápida de la enfermedad.
El gen SF3B1 es la primera vez que se asocia al cáncer, por lo que se abre ahora una nueva vía de investigación para entender cómo funciona.
De NOTCH1, en cambio, se sabe que interviene en otras enfermedades y de hecho ya se ha ensayado fármacos que actúan sobre él.
Un tratamiento contra la progeria y una aventura personal.
El grupo de López-Otín descubrió en 2002, mientras
investigaba la relación entre el cáncer y el envejecimiento, uno de los
genes implicados en el síndrome de Hutchinson-Gilford, una progeria que
afecta a un niño entre cada 4-8 millones.
Esta patología, "rara entre
las raras" -explicó López-Otín-, conlleva "una aceleración desbocada del
reloj de la vida; es como si las horas transcurrieran en minutos y
éstos en segundos, de forma que en unos pocos años el organismo
experimenta todas las transformaciones que habitualmente acontecen en
varias décadas".
Los investigadores desarrollaron un modelo animal
de la enfermedad y encontraron fármacos que contrarrestan el defecto
genético.
En 2010, en colaboración con el Dr. Nicolas Levy de la
Universidad de Marsella, y con científicos de la Fundación para la
Investigación de la Progeria, estadounidense, comenzó un ensayo clínico
con unos 50 niños de una veintena de países. "El ensayo va todo
lo bien que puede ir", comentó López-Otin; "pero es difícil porque son
pacientes muy frágiles".
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