miércoles, 26 de octubre de 2016

Ya existen pruebas genéticas diagnósticas para la mitad de las enfermedades raras

Rafael Dal-Ré, José M Mato y Carmen Ayuso
La jornada sobre Enfermedades Raras y su relación con la ciencia y la ética ha concluido con el anuncio de que en la actualidad la mitad de estas patologías ya dispone de pruebas diagnósticas de base genética.
En el encuentro, que se desarrolló dentro del XVII Ateneo de Bioética en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, diferentes especialistas abordaron aspectos fundamentales para la evolución de las enfermedades raras, tales como los medicamentos huérfanos, las terapias génicas de 3ª generación y la aproximación a estas patologías desde la ética. 
Nuevas esperanzas diagnósticas
La responsable del servicio de Genética del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz, doctora Carmen Ayuso, afirmó que ya se ha conseguido desarrollar pruebas clínicas diagnósticas para la mitad de las patologías poco frecuentes. Se trata de pruebas que permiten precisar los diagnósticos, conocer la base genética de las enfermedades, calibrar el riesgo de que afecten a más miembros de las familias de los pacientes y realizar pronósticos en un nº creciente de casos.
Sin embargo, Ayuso también explicó que estas pruebas requieren unos desembolsos muy importantes en tecnología y profesionales altamente especializados, por lo que pidió a las autoridades sanitarias que regulen su acceso en equidad para todos los afectados, dentro del Sistema Nacional de Salud, y que se articule un marco ético que dé seguridad a los investigadores y confianza a los pacientes. 
Caída de la investigación
El presidente de la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER), Juan Carrión, moderó la mesa dedicada a analizar el enfoque clínico y ético de las enfermedades raras. Durante su introducción, instó a que los responsables políticos fijen como una de sus prioridades la investigación en enfermedades raras. Por eso lamentó que los fondos destinados a dicha investigación se hayan reducido a la mitad en los últimos 5 años, junto a la fuga de cerebros materializada en la salida de jóvenes investigadores que buscan mejores rumbos profesionales fuera de España.
Así mismo, Carrión resaltó la paradoja de que se subvencionen pruebas deportivas como la regata de vela de Santender, sin tener ninguna objección para ello, mientras que sólo el 25 % de los proyectos de investigación reciben apoyo financiero público. 
Tratar con el genoma del VIH
El jefe de la División de Terapias Innovadoras del CIEMAT / CIBERER / ISFJD, Juan A. Bueren, describió el estado actual y las perspectivas recientes sobre la terapia génica en enfermedades raras. Comparó la diferencia que existe entre las terapias farmacológicas y las génicas a la hora de buscar un biorreactor, al introducir las segundas un vector, generalmente de tipo vírico, en el organismo del paciente.
A continuación, el ponente distinguió la terapia génica no integrativa, más sencilla y dirigida a ciertos tipos de hemofilia,  de la que sí es integrativa. En este último caso y dentro de las enfermedades linfo-hematopoyéticas, detalló cómo se obtienen células madre de niños para su purificación. Posteriormente, dichas células se ponen en contacto con los vectores (materiales de retrovirus) produciéndose la referida integración. Una vez que esas células se incorporan al organismo se evita el rechazo y se consigue una buena respuesta inmunológica. Estas experiencias, en niños burbuja, sin embargo, desarrollaron leucemias a los 2 años del tratamiento, debido a que los vectores activaron oncogénesis, mediante el fenómeno conocido como transactivación.
 Investigaciones en España
Tras esas terapias génicas fallidas de 1ª generación, y mediando una coyuntural merma de fondos, se volvió a investigar con la modificación del genoma del virus del VIH. A pesar de ser muy patogénico, una vez modificado, se logró observar que no activaba genes oncológicos. Como fruto de ello, se aprobó Strimbelis, 1º fármaco desarrollado a partir del genoma modificado del VIH. En España, explicó Bueren, se está trabajando en anemia de Fanconi, una patología conocida desde los años 20 del siglo XX. Su característica es provocar en fallo de la médula óesea y ciertos desarrollos oncológicos. Para esta enfermedad rara, la única posibilidad terapéutica es el trasplante de médula, únicamente de pacientes compatibles que generalmente pertenecen a la familia del paciente.
Para corregir esta situación, su equipo pidió permiso a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), mediante un doble ensayo clínico (FANCOSTEN, FANCOLEN). La investigación incluyó la modificación de las células de los pacientes, que posteriormente se empezaron a trabajar para ser infusionadas a 8 pacientes de los 10 que estaba previsto reclutar. Entre ellos, se observó, a comienzos de 2016, que 2 niños tenían un incremento de las células corregidas al tiempo que fueron desapareciendo las células infusionadas previamente a sus organismos. Buenos datos para Bueren, aunque preliminares, que coinciden en estas fechas con el inicio de tratamiento a un 3º paciente pediátrico.
Concluyó su exposición el doctor Bueren con el adelanto de la 3ª generación de terapias génicas, integrativa y dirigida, que aprovecha el daño de la cadena de ADN mediante el uso de nucleasas, especialmente CRISPR, que impiden la infección por VIH. De todo ello se podrá conseguir relativamente pronto, según el especialista, insuflar células sanas a las células germinales e incluso a cigotos humanos, para impedir el desarrollo de las enfermedades raras antes de su aparición. 
La ética como principio y fin
El presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud, Diego Gracia, analizó las enfermedades raras desde la óptica de la ética. Para explicar el hecho de que las enfermedades raras estén de moda, cuando son tan antiguas como la humanidad, apeló al enorme desarrollo que ha experimentado la biología molecular en las últimas décadas, como un revival de lo que ya ocurrió en el siglo XIX con las enfermedades infectocontagiosas.
A lo anterior añadió Gracia que, a pesar de que el nº de pacientes es reducido por cada patología rara, la suma de todas es muy grande. Todo ello despierta un interés de los investigadores, las autoridades y la población general, de forma que es previsible que aún se expandirá más su investigación cuando el Big Data permita aprovechar todos los datos clínicos que se generen en el mundo. Eso será posible, según Gracia, cuando se desarrolle en todo su potencial el sistema de aprendizaje desde la Salud (Learn Healthcare System).
En el terreno de la ética aplicado a la investigación, el ponente aseveró que aquella exige que nunca se dañe al paciente. Dado que las investigaciones génicas no garantizan este principio básico en todas las ocasiones, Gracia expuso varias precauciones que deben tener presentes los investigadores, situados todas ellas alrededor de un consentimiento informado que siempre debería estar bien hecho. Una tarea que no siempre resulta sencilla, según apostilló el especialista en psiquiatría y ética.